El Gobernador del Banco de Canadá (Presidente del Banco Central), David Dodge, defendió las ventajas de la actual política de tasa de cambio flotante en Canadá frente a las que tendría una eventual adopción del dólar estadounidense.
Dodge dejó en claro que esta es una decisión política, ya que no hay presiones económicas que justifiquen reemplazar la moneda nacional por el dólar estadounidense. Dodge remarcó que «Canadá no está siendo inevitablemente arrastrada al dólar estadounidense, ni siendo dolarizada de facto, como algunos proclaman.
Recientes investigaciones del Banco de Canadá muestran claramente que, en realidad, Canadá está menos dolarizada que dos décadas atrás. Sobre esa base, Dodge sostuvo que la tasa de cambio flotante brinda a Canadá ventajas (flexibilidad y capacidad de absorción de shocks económicos) que superan a las que ofrecería adoptar el dólar estadounidense (eliminación del riesgo y del costo cambiario).
Esta situación podría modificarse a futuro en la medida que las economías de ambos países se integren más plenamente. A juicio de Dodge, dicha integración es actualmente más profunda a nivel financiero, mientras que comercialmente se ha avanzado mucho, aunque el NAFTA no cubre todos los bienes y servicios y siempre existe la posibilidad de que Washington aplique algún derecho compensatorio o un antidumping.
Pero la principal diferencia a su criterio se encuentra en el mercado laboral y en las rigideces que impiden un pleno desplazamiento de trabajadores entre ambos países: «bajo la dolarización, el peso del ajuste económico debería ser soportado por los trabajadores, creando un tremendo problema si estos no pueden cruzar la frontera en ambos sentidos».
En ese sentido, Dodge señaló que «claramente, Canadá y EEUU están lejos de integrar sus mercados laborales y una mayor integración de los mercados de bienes y servicios está demostrando ser difícil» y comparó esta situación con la del Euro, moneda que llegó como culminación de un esfuerzo integrador mucho más amplio por parte de la Unión Europea.
En conclusión, Dodge se manifestó plenamente convencido que la tasa de cambio flotante es la más apropiada para Canadá, con beneficios que superan a los costos, y que la política del Banco de Canadá que él dirige, trata de mantener la inflación alrededor del 2% y que ello es la contribución más significativa que puede hacer para la estabilidad económica del país.