En principio, toda empresa tiene la posibilidad de exportar. No existen restricciones internacionales en cuanto al intercambio comercial entre países. Generalmente, las limitaciones no provienen del exterior, sino de nosotros mismos.
Esto no quiere decir que no existan dificultades, pero estas se pueden superar, de igual manera que se superan aquellas dificultades que pueden surgir en el mercado interno.
Es muy común que en la mayoría de las empresas PYMES, ya sea debido al conocimiento imperfecto del tema o sólo a causa de la misma ignorancia, el acceso a las negociaciones internacionales se vea impedido. Incluso cuando la empresa tenga capacidad exportadora y posibilidades ciertas de contactarse con potenciales clientes externos.
Hoy en día se presenta para las PYMES una oportunidad única. Existen reglas transparentes, y organismos internacionales encargados de que las mismas se cumplan, disponibilidad de información y comunicaciones accesibles. En esto se basa la altísima posibilidad de exportar productos y servicios al resto del mundo.
Si a estas características globales se le agregan las condiciones internas que se presentan en la actualidad (reducción del mercado interno, disminución de las ventas domésticas, menor rentabilidad, crecimiento reducido o nulo, inactividad de las instalaciones, etc.), los incentivos para acceder al mercado externo son aún mayores.