Algunas causas directamente atribuíbles a la conducción (propietarios, gerentes) de las empresas que las llevan a sufrir problemas financieros (el número entre [ ] indica la ocurrencia sobre 100 casos):
Problemas por omisión (falta de perspicacia – ingenio, de anticipación o de experiencia)
1. Falta de planeamiento para cubrir un endeudamiento creciente o tasas de interés [23]
2. Cambios en el mercado (nada sigue igual) [66]
3. Cambios tecnológicos que le sobrepasan [13]
4. Cambios en el entorno físico (a menudo lentos) [3]
5. Ruptura de relaciones clave (pérdida de clientes principales, financiamiento, etc.) [36]
Problemas por comisión (¡sí; hay que involucrarse y pensar!)
1. Sobre-expansión (muchos empleados, funcionarios, oficinas, productos, gastos improductivos) [66]
2. Sobre-apalancamiento financiero (alta relación patrimonio:deuda; funciona bien en etapas de expansión, pero toda burbuja estalla) [53]
3. Sobre-diversificación (¿cuál es realmente su negocio y qué da plata?) [40]
4. Sobre-dependencia de un solo cliente, proveedor, producto, mercado, que de pronto desaparece o cambia los términos de relación [13]
5. Sistemas de control inadecuados (¿sus sistemas de información gerencial le dan las respuestas necesarias en el momento adecuado?) [80]
6. Discrepancias en el grupo gerencial o entre los socios propietarios (debería ser un equipo ¿no?) [40]
7. ¿Se ha llegado al «nivel de incompetencia»? [46]
8. Falta de actitud de liderazgo del principal responsable del negocio [83]
Soluciones sugeridas
Ahora que el problema está identificado (puede que sean más de uno) y llegamos a la conclusión que «¡Encontramos al enemigo! ¡Somos nosotros mismos!», ¿qué hacer para empezar a salir?
– ¿Tiene un Plan de Negocios? Debería, ¿sabe? Le sería de suma utilidad.
– Un reconocimiento temprano de síntomas de enfermedad en una empresa, y el compromiso de actuar, son la mejor esperanza para una recuperación pronta y exitosa.
– De vital importancia: No niegue que el problema existe. ¡Asúmalo!
– No se deje llevar por los salvadores de última hora o las salidas milagrosas. Evite los «manotazos de
ahogado» o «patear para adelante» (no se olvide que «adelante» probablemente estará Usted).
En todos los casos, puede ser peor el remedio que la enfermedad.
– Esté dispuesto a que la recuperación de la empresa se anteponga a los temas personales (olvídese de las «empresas pobres de dueños ricos»; esto «ya fue»)
– Procure obtener asesoramiento profesional lo antes posible y consúltelo a menudo.
– ¿Ha hecho todo lo posible para controlar todos sus costos ? ¿Puede automatizar, tercerizar, emplear personal temporario, renegociar alquileres, reestructurar su endeudamiento, etc.?
– ¿Tiene forma de hacer un uso más productivo de sus activos (personal, equipamiento, el conocimiento aplicado de sus colaboradores y el suyo propio)?
– ¿Ha explorado cómo aumentar sus ventas, y tiene suficiente margen para hacerlo (recuerde: ese aumento debe generar fondos genuinos, plata en mano; si no, no sirve).
– ¿Puede hacer que su publicidad sea más productiva, al mismo costo?
– Sepa cuando «tirar» y cuando «aflojar».
– Y lo más importante: ¡No se desentienda del problema!