Es curioso observar, en este complejo y tan competitivo mercado, con el innumerable abanico de oportunidades, como algunas empresas fracasan tan rotundamente mientras otras logran permanecer, agrandarse o fusionarse.
Definitivamente las estructuras rígidas, absolutistas, unidireccionales, generadoras de compartimientos estancos, con estructurados organigramas, con escasa comunicación, deficiencias en el reconocimiento, faltas de delegación, con la desconfianza instalada en las mentes de sus directores, con gerentes atrincherados detrás de sus escritorios, mal informados respecto a sus clientes y sus empleados, desactualizados en informática u otras herramientas, necesitando terreno firme para sentirse seguros, creyendo que un montón de años de estar en la dirección de su empresa son una garantía de conocimiento, cerrándose a convocar capacidades externas, a tercerizar, o pasar horas en congresos y seminarios formándose para abrir sus mentes, los que acostumbran a convertir lo posible en imposible, quienes estén dentro de estos paradigmas o están en el cementerio o van caminando hacia el.
Robert Tomasko especialista en estudios organizacionales, dice: «Los cambios ocurren solamente cuando las personas cambian. El crecimiento, cuando las personas crecen» «Aún cuando haya economías en declinación, siempre existen segmentos de mercado con un fuerte potencial de desarrollo» .
Pueden estar todos de acuerdo en la necesidad de cambio, pero como los cambios duelen, la mayoría piensa en realidad, que el que debe cambiar es cualquiera, menos él mismo. Y suelen ser tan poco claros en su línea de pensamiento que hasta creen estar cambiando, aunque no abandonan su escritorio, ni se acercan a sus empleados, ni delegan, ni se capacitan, etc.
En este mundo globalizado, donde la tercerización, las aperturas, las fusiones, la capacitación, la flexibilización, el aprender a caminar normalmente en terreno sísmico y tomarlo como parte del juego, el dejar de lamentarse, el invertir en tecnología, el no asustarse de las capacidades ajenas, son el único camino.
Para poder permanecer, es necesario planificar, ser estratégico y liderar. Las empresas exitosas aplican una perspectiva de doble foco, en el corto y el largo plazo: la visión y la táctica.
«Hay dos tipos de directores de empresas: los rápidos y los muertos». Jack Welch