Esta cuestión surge constantemente en el mundo de las pequeñas empresas, tanto mercantiles como individuales, y aparece debido a la confusión que hay en muchos empresarios al asimilar beneficios con tesorería.
El beneficio contable es un concepto que viene determinado básicamente por la diferencia positiva entre los ingresos (ventas) y los gastos necesarios para generar dichas ventas (compras, gastos salariales, gastos generales etc..).Este beneficio “contable” se produce habitualmente siguiendo el llamado criterio fiscal del “devengo”, que significa que en los ingresos y gastos se toman en consideración con independencia de si están cobrados (los ingresos) ó pagados (los gastos).
Nos podríamos encontrar en un caso extremo con el siguiente ejemplo:
BENEFICIO TESORERIA
INGRESOS (VENTAS)…………………100. COBRADO………. 0
GASTOS…………………………..50 PAGADO………….50
RESULTADO…………..Bº………….50 TESORERÍA…:….- 50
El estado de la tesorería viene determinado por la gestión que se haga de los plazos de cobro y pago. Es evidente que si la empresa paga todas sus facturas al contado y cobra las suyas a 90 días, la tesorería sufrirá una erosión constante hasta llegar al colapso.
Pero al margen del circuito de cobros y pagos, el empresario debe entender que no todos los pagos que se realizan son gastos. Es un error muy habitual asimilar los “pagos” y los “gastos”, cuando ni contable ni fiscalmente es así.
Un ejemplo típico son la inversiones efectuadas por la empresa: la compra de maquinaria, inmuebles, vehículos, pueden representar un “pago” pero no son directamente un “gasto” .Contable y fiscalmente los bienes considerados de inversión están sujetos a un proceso de amortización, que viene a significar que pasarán a ser “gasto” en la medida que dichos bienes se van depreciando.
Por otra parte, la tesorería también se ve afectada en ocasiones por intrusiones del propio empresario, que no es consciente de que el dinero que coge “a cuenta” o los préstamos que recibe de la empresa no suponen gastos fiscal ni contable.
Solo en un momento de liquidación de la empresa podría producirse una coincidencia entre beneficio y tesorería, ó en aquellos casos excepcionales en que el funcionamiento se basa en ventas al contado y pagos también al contado. En el resto de supuestos, el empresario debe asumir la función trascendental de controlar el circuito de cobros y pagos para no encontrarse con la situación absurda de tener una empresa con unos fantásticos beneficios pero con una tesorería negativa.
Axel Ibáñez