Jack Welch, ése fabuloso STRATEGOS norteamericano plantea una recomendación imperativa que puede desmoronar el mejor ejercicio estratégico, Welch dice: “contar con la persona adecuada en el puesto adecuado antecede el planteamiento y ejecución de cualquier Estrategia”. Y si Welch lo dice es porque lo sabe bien. Welch no es un representante del “cosmos teórico” que tantas veces opina desde la comodidad reflexiva, es uno de los mas talentosos STRATEGOS que el mundo de los negocios ha conocido. Desde el puesto principal de comando de la General Electric, Welch ha dejado lecciones invalorables a la lógica estratégica. Quienes exploramos con ansiedad y gozo entre las aguas profundas de la Estrategia propendemos a creer que en ella se inician y terminan muchas explicaciones, queremos pensar que los alcances de la Estrategia son casi ilimitados. Y esto, por supuesto no es verdad, la Estrategia es tan vulnerable como muchas otras cosas al poder del Hombre.
No sirve para nada iniciar el tránsito por los senderos de la Estrategia si antes no se tiene certeza completa de la CALIDAD de los Recursos Humanos con los que se cuenta y de la DISPOSICIÓN que se ha efectuado de los mismos. A esto se refiere Welch cuando demanda “el hombre apropiado en el puesto apropiado”. Ahora bien, es importante entender la cualidad de binomio que tiene esta afirmación, porque en ningún caso se remite a un solo elemento, se remite definitivamente a dos elementos: el hombre adecuado, por un lado, y la asignación del puesto adecuado, por el otro. El carácter del binomio permite pensar que una organización puede contar con el Hombre Apropiado pero ello no servirá de nada si no se le asigna el Puesto Adecuado, y por otra parte también permite pensar que la Organización puede contar con los Puestos Apropiados (es decir puede contar con una buena estructura organizacional), pero ello servirá muy poco si en estos puestos no se encuentra el Hombre Adecuado. ¡Difícil tarea la de establecer este mágico equilibrio!. Por ello mismo constituye botín de muy pocos y pobreza de tantos.
Existen, por supuesto, muchísimas formas de estudiar y poder resolver el dilema, pero la Estrategia plantea una recomendación que puede alcanzar carácter imperativo: ¡mire hacia abajo! Nunca debe olvidarse que la Estrategia es un sistema de gobierno que alimenta sus procesos de discernimiento y decisión “de abajo hacia arriba”. La Estrategia no se gesta en la comodidad de la reflexión o del plan (en esas “torres de marfil” que Peters y Waterman describían como los lugares de trabajo de muchos gerentes), la Estrategia es una tarea de campo cuyo dínamo esencial es la Acción. El hombre no conoce forma mas inteligente y eficaz de lidiar con el Conflicto que la Estrategia y esta nace, evoluciona y alcanza perfección desde la realidad del campo hasta la “tienda de campaña” del STRATEGOS. Para la Estrategia todo circula de “abajo hacia arriba”, desde los lugares y los puestos de trabajo mas cercanos al competidor y al cliente hasta las oficinas y los puestos de trabajo de la Alta Gerencia.
En la lógica estratégica la Táctica determina la Estrategia, porque aquella se encuentra mas cerca del punto final de Contacto. Y cada Táctica termina por ser la Estrategia del nivel inmediatamente inferior. Así es la cosa. Si quisiéramos extremar el impacto del mensaje debiéramos afirmar que en el caso de la Estrategia la ley de la gravedad se perfecciona, porque el centro de atracción fundamental se encuentra en la base, cerca del núcleo de la masa. Peter Drucker planteaba como una de las recomendaciones mas efectivas el hecho que un miembro de la Alta Gerencia reemplazara a un Vendedor en vacaciones.
Drucker aseguraba que en este sencillo proceso podría incrementarse notablemente el perfil competitivo de una organización. Y esto es así por una razón sencilla: las mejores respuestas siempre están abajo, allá cerca de la acción, allá cerca de la realidad, allá donde concluye el plan, allá donde toda la reflexión se transforma en un acto, experimentando la misma metamorfosis del gusano que gesta una mariposa.
La “salud” de una organización de negocios se mide “de abajo hacia arriba”. La capacidad competitiva de una organización de negocios se encuentra entre sus posibilidades de hacer las cosas “de abajo hacia arriba”. La solidez de una pirámide no se encuentra en su ápice superior, se encuentra en su base. Dicen bien que la cabeza poco puede hacer sin unos miembros que cumplan lo que dispone y poco ha hecho si los miembros son incapaces de hacer lo dispuesto. La Acción no puede practicarse con efectividad sólo con los miembros o con la cabeza, la Acción demanda del Cuerpo como una sólida unidad.
En materia de Recursos Humanos (el Recurso Estratégico mas importante en la Organización), la respuesta se encuentra ¡mirando hacia abajo!. La premisa de Welch para que exista “el hombre adecuado en el puesto adecuado” pasa por evaluar la estructura de “abajo hacia arriba”. ¿Dónde se encuentra la persona mas adecuada para cubrir un puesto superior?: abajo, en el puesto inmediatamente inferior. Si esto no es así, una de dos cosas sucede:
· La Organización no cuenta con la calidad de Recursos Humanos que debiera.
· La estructura organizacional es inadecuada.
O, visto de otra manera, no existen hombres adecuados ni puestos adecuados.
En función de la exigencia extrema que plantea la realidad competitiva, NO EXISTE argumento alguno que permita entender que una Organización no pueda recurrir al “hombre de abajo” para cubrir puestos superiores. Un Principio Estratégico básico demanda que la preparación y capacidad de las personas que interactúan con el Conflicto permita alternabilidad o sustitución en cualquier momento que la dinámica lo precise, y a nivel de los diferentes estamentos de la estructura. Cuando la Organización no puede (sinceramente) recurrir al “hombre de abajo”, o bien ha fallado en la lógica de optar por el trabajo de ése hombre o bien ha establecido “distancias muy amplias” entre los diferentes puestos de trabajo de la estructura.
En ambos casos existe una enorme debilidad competitiva. Para la Estrategia, los conceptos de “holismo” y de “sinergia” que caracterizan un Sistema sano son indispensables en la disposición de la estructura organizacional y de los Recursos Humanos: todos los puestos de trabajo y los hombres en la Organización conforman un todo unitario, sólido, aglutinante, una sola “masa”. Aquí no funciona el criterio que sostiene otras estructuras de acuerdo al principio de “columnas vertebrales”, pilares, ejes, etc. En el caso de las organizaciones sujetas a altos grados de Competencia, la solidez de la estructura debe ser uniforme en toda la masa. Por lo tanto no existen “los hombres clave”, los insustituibles, los que marcan la diferencia. Todos deben ser claves, insustituibles y deben marcar nítidas diferencias. Y el Todo que genere el agregado de las partes debe ser mayor a la suma de ellas.
Nunca debe olvidarse que el STRATEGOS es un animal de equipo. Y esto no es una cualidad o característica, es una cuestión de naturaleza.
¡Mire hacia abajo!, allá está la solución del problema, o por otra parte: si allá no se encuentra la solución entonces…, no hay problema.
Si en este momento usted evalúa el equipo de trabajo con el que cuenta y llega a la conclusión de que no es posible encontrar las soluciones abajo, el problema es usted mismo. Bien resume ése viejo adagio institucional el carácter imperativo de mirar hacia abajo: si en una empresa el Mensajero no hace bien su trabajo, entonces echen al Gerente.