Los jueces han reducido a su mínima expresión la querella de SCO contra IBM.
SCO Group causó máximo revuelo cuando en marzo de 2003 acusó a IBM de haberse apropiado ilegalmente de código fuente cuya propiedad sería de SCO. La compañía demandante exigió el pago de una indemnización de mil millones de dólares.
El caso causó indignación generalizada y cierto temor en las comunidades de usuarios y desarrolladores de Linux. Luego, los ánimos comenzaron a tranquilizarse en la medida que quedaba en evidencia que SCO no podía entregar las pruebas necesarias. En general se consideraba que SCO no tenía pruebas fehacientes. El mercado de Linux continuó creciendo y casi nadie aceptó pagar las licencias que SCO exigía.
En junio de este año se produjo una situación que marcaría un hito definitivo. La juez Brooke Wells, del estado de Utah, EEUU, señaló en la corte que SCO, al contrario que la mayoría de quienes acusan a terceros de robo, en realidad no podía decir qué le había sido robado, a pesar de que la acusación contra IBM contenía 294 puntos.
Las apreciaciones de Wells obedecen a que SCO se limitó a enviar un paquete de hojas de código a modo de evidencia. La juez ironizó diciendo que «es como si el propietario de una tienda enviase su catálogo completo de productos como evidencia, para así no tener que especificar qué le fue efectivamente hurtado por un presunto ladrón».
IBM había pedido a Wells no acoger a trámite 198 de los puntos de la acusación. Wells aceptó casi íntegramente la petición de IBM, rechazando 187 de los planteamientos de SCO.
SCO apeló a tal resolución, y la semana pasada se conoció el pronunciamiento del tribunal: 187 puntos quedan efectivamente en la categoría «no ha lugar», aceptándose 106 puntos.
El juez de casación, Dale Kimball, dijo que no hay razón alguna para que SCO sea tomada por sorpresa, ya que a su juicio no hay proporción alguna entre las evidencias presentadas y el supuesto robo de código.
Luego de haber recortado fuertemente las acusaciones de SCO, Kimball anunció un panorama que complica extraordinariamente las cosas para SCO. En efecto, el juez determinó cambiar el orden del trámite de las querellas presentadas por SCO, fijando para 2008 la querella contra IBM y para 2007 la querella contra Novell.
La lógica de tal determinación es implacable. La condición fundamental de la querella de SCO contra IBM es que SCO sea efectivamente propietaria del código Unix que supuestamente fue incorporado ilegalmente en Linux. Sin embargo, debido a una contra-demanda presentada por Novell, esta causa deberá determinar si SCO es el propietario real del código fuente de Unix. Novell, por su parte, reclama la propiedad sobre el código. Si el tribunal respalda la posición de Novell, la querella de SCO contra IBM quedaría totalmente deshecha.
SCO no ha comentado la decisión del juez, en tanto que IBM se ha limitado a señalar a la revista Forbes que «el pronunciamiento del juez habla por si solo».
Enlaces de interés:
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