Como todos sabemos, la Familia Rockefeller pertenece a una dinastía norteamericana de hombres de negocios, famosa por su riqueza y por sus actividades filantrópicas. John D. Rockefeller (1839-1937), su fundador, fue un comerciante establecido en Cleveland, que percibió tempranamente el futuro económico que podía tener el petróleo de Pennsylvania e instaló allí una refinería en 1863. La rápida expansión de aquel negocio le llevó a abandonar sus actividades anteriores y a asociarse con otros empresarios (incluido su hermano William), formando la Standard Oil Company de Ohio (1870). Aquella compañía estuvo enseguida en condiciones de comprar las refinerías de los competidores, adquirir oleoductos, negociar tarifas de transporte baratas con los ferrocarriles y las navieras…
Hacia 1881 tenía un virtual monopolio del mercado de derivados del petróleo en Estados Unidos y era el primer grupo en adoptar la forma de trust, tan usual en la época de grandes concentraciones empresariales del capitalismo monopolista que por entonces se iniciaba. Convertida en símbolo de las prácticas monopolistas, la Standar Oil fue víctima de la legislación de defensa de la competencia que adoptaron muchos Estados americanos y el propio Gobierno federal como reacción. Condenado por el Tribunal Supremo de Ohio en 1892, Rockefeller eludió la normativa antimonopolística disolviendo formalmente el trust y poniendo las acciones a nombre de diferentes empresas controladas por el mismo núcleo de nueve socios.
Las creencias religiosas de Rockefeller (un devoto cristiano protestante de la rama baptista) le inclinaron a poner la fabulosa fortuna que había amasado al servicio de obras sociales, dedicándose casi por entero a la filantropía desde que se retiró a vivir en una granja en 1896: fundó la Universidad de Chicago (1891), el Instituto Rockefeller para la Investigación Médica en Nueva York (1901), el Consejo General de Educación (1902) y la Fundación Rockefeller (1913).
En todas estas tareas estuvo auxiliado por su único hijo, John D. Rockefeller Jr. (1874-1960), que fue quien le sucedió al frente del negocio familiar. Su especialidad como empresario fue la lucha contra los sindicatos obreros, empleándose con fuerza en la represión de las huelgas. En 1899 consiguió recomponer la unidad de sus empresas a través de un holding con sede en Nueva Jersey; pero en 1911 tuvo que disolverlo -como le había ocurrido años antes al trust de Ohio- al declarar el Tribunal Supremo federal que incumplía la Ley Shermann Antitrust de 1890. Por esas mismas fechas también él se retiró para dedicarse a las obras sociales. Fue el constructor del Centro Rockefeller de Nueva York en los años treinta y uno de los impulsores de aquella ciudad como sede de la Organización de las Naciones Unidas en los cuarenta (Rockefeller regaló a la ONU el solar en donde se edificó su sede). También financió la construcción de viviendas sociales, la conservación del patrimonio histórico y la creación artística.
Al frente del negocio y de las 33 fundaciones familiares le sucedió el mayor de sus cinco hijos varones, John D. Rockefeller III (1906-78). Se especializó en formar una colección extraordinaria de arte oriental. Creó el Centro Lincoln para el Desarrollo de las Artes en Nueva York, el Centro Internacional de la India en Nueva Delhi, la Casa Internacional de Japón y la Sociedad de Asia (a la cual donó su colección artística al morir). En 1952 fundó el Consejo de la Población, un centro de investigación sobre planificación familiar.
Su hermano Nelson A. Rockefeller (1908-79) se dedicó a la política, integrándose en el ala liberal del Partido Republicano. Colaboró con las administraciones demócratas de Franklin D. Roosevelt y de Truman en los años cuarenta y cincuenta. Fue elegido cuatro veces gobernador del Estado de Nueva York (1959-73) y vicepresidente de Estados Unidos con Gerald Ford (1974-77); pero nunca consiguió la nominación republicana para la presidencia, que pretendió varias veces. Tanto él como sus restantes hermanos (Laurance, Winthrop y David) se dedicaron simultáneamente a extender los negocios de la familia hacia nuevas ramas de actividad, y a fundar instituciones culturales y filantrópicas.
Vía: pasionporemprender.blogspot.com.ar