Tratando a los dueños de empresa se percibe una característica recurrente, una fuerza pujante, un destello de luces resplandecientes, ganas de descubrir nuevos horizontes, capacidad creadora, convicción, pasión, todas virtudes propias de un emprendedor orgulloso de serlo.
Todo aquel que hoy tiene una empresa, es, fue y seguirá siendo un emprendedor y muchos de los que hoy tienen emprendimientos en crecimiento, tienen sólidas posibilidades de llegar a ser un empresario. No es el tema que nos convoca juzgar si realmente este es el camino deseado, solamente debemos ser concientes de que se puede dar.
Sabemos que no es fácil llevar adelante una idea, que muchas veces nos sentimos solos y hasta dudamos sobre lo asertivo de nuestro objetivo, todo esto solo es parte el juego, un juego que tiene también la virtud de despertarnos cada día, de gratificarnos con el reconocimiento al ver los logros que vamos alcanzando y al hacernos aprender de nuestros errores cuando los resultados fueron distintos a los que esperábamos.
Este caer y levantarse es en realidad la vida misma, es importante tener la entereza y la voluntad para seguir saltando obstáculos. Los que trabajamos por nuestra cuenta, en ocasiones somos como trapecistas sin red, no tenemos un ingreso fijo que nos garantice seguridad económica que nos amortigüe una caída.
Nosotros salimos a pelear nuestro ingreso cada día, cada minuto, con la pasión y el auto convencimiento que lo lograremos. Pero tenemos que saber que también habrá aquellos días en que el mundo parece darnos la espalda, y entonces retornan los momentos de soledad, de interrogantes, de preguntas cuya única respuesta está dentro de nosotros mismos y es… seguir y seguir!!
Muchos de los emprendedores nos sentimos solos aún teniendo familia, porque a veces no pueden comprendernos ni acompañarnos con la convicción y la certeza que nosotros llevamos dentro, es normal que les cuestte aceptar la cantidad de horas que le dedicamos a nuestra actividad, que muchas veces no podemos respetar horas de la noche o fines de semana, que nos despertamos de repente con una idea, a cualquier hora y desbordamos de entusiasmo. Es importante tomar esto como parte de este desafío, sin que genere conflictos familaborales.
Los emprendedores tenemos esa «señal» que sentimos dentro, cuando la idea que aparece, comienza a tomar forma, nos abraza la «visión» y tenemos la convicción de cómo hacer para poner proa hacia el objetivo.
Esta fuerza emprendedora nos distingue, nos eleva, porque encontramos la forma de darle sentido a nuestra vida laboral y lo generamos nosotros mismos.
Ahora que ya hemos comenzado a transitar el camino de los emprendedores tenemos la oportunidad de potenciar nuestras capacidades, uniéndonos a otros ya que con el efecto multiplicador podemos generar una cadena emprendedora con el objetivo de afianzar la prosperidad de cada uno de nosotros.
Sintámonos orgullosos de saber que estamos juntos en esta movida, que nos une la valentía que tuvimos al salir a desafiar la vida, generando un nuevo y largo camino por recorrer en el mejor momento de nuestras vidas…aquí y ahora!