La incomodidad reina en la sala. No es la primera vez que López llega tarde. Si no mal recuerdas, ha llegado tarde al 80% de las reuniones programas durante el año. ¿Tendrías que echar a López? Sabes que es un empleado muy valioso, y si no fuera por ese pequeño problema de las tardanzas continuas, posiblemente lo considerarías como tu mano derecha.
¿Cómo solucionar el malestar generado por López a los demás integrantes de la empresa? Aquí te damos algunas prácticas soluciones para vencer el vicio de llegar tarde de tus colaboradores sin caer en el extremo de despedirlos:
Crear el sentimiento de culpa
Digo “crear” porque no vas a incentivar la culpa directamente, sino que lo harás de una forma extremadamente sutil. La primera receta consiste en no iniciar la reunión hasta que el empleado “tardón” llegue. Eso sí, evita que los participantes abandonan la sala. La idea es generar incomodidad entre los presentes. Una vez que llegue tarde nuevamente ese empleado a la reunión, se dará de bruces con los rostros adustos de sus compañeros.
Otra opción es iniciar la reunión a la hora prevista, y si el empleado que suele llegar tarde decide tomar la palabra, indicarle con tono risueño que no puede hacerlo ya que no estuvo presente en la parte más importante de la reunión y que por tanto, su opinión carecerá de base por falta de información.
Confrontarlo en el momento
Esta práctica requiere de un gran carácter por parte tuya. Inicia la reunión en la hora que tenías previsto, y cuando ese empleado llegue tarde nuevamente, para la reunión de inmediato. Tienes dos opciones aquí: amonestarlo delante de sus compañeros o llevarlo a otra sala para hablar seriamente del tema.
Consideramos que lo más recomendable es la segunda opción. No se trata de ridiculizar al “tardón”. Pero tampoco de ser cómplice de su actitud negativa. Lo importante aquí es que no se deje para después la discusión, ya que la memoria es frágil, y se realice en el momento, tal cual se hace con un niño o con una mascota, la amonestación y la exigencia de explicaciones por las continuas tardanzas.
Cambiar la cultura de la organización
Ésta es una forma completamente diferente de afrontar este problema eterno de la tardanza. Aquí lo que se busca no es cambiar al empleado que suele llegar tarde, sino a la organización en conjunto. ¿Cómo así? Si percibes que hay uno o más colaboradores que llegan tarde, puedes optar por cambiar el horario de reuniones. Por ejemplo, si ofrecías un intermedio en cada reunión de 15 ó 30 minutos para que los participantes consuman algo de merienda, cambia este break para el horario inicial de la reunión (dígamos 9 am). E inicia la reunión a las 9:30 am. El que llega tarde pierde la oportunidad del desayuno gratis que ofrece la empresa.
Aunque tampoco podemos descartar los horarios poco comunes establecidos por los jefes actuales. Tal es el caso de empresas que inician operaciones a las 9 am., sin embargo, los jefes conocedores que sus empleados no son los más responsables del mundo, los citan a los 8:45 am para una reunión importante. Opciones hay muchas, ¿cuál te atreves a tomar para evitar más tardanzas?
Vía: Inc.