Las grandes empresas y las PyMEs deben crear nuevas formas de trabajo. Bajar costos y dar mayor empleo puede ser el resultado.
Se lo conoce como el «milk round» de Toyota. Es un camión de la multinacional automotriz que dos o tres veces por semana pasa por Lanús, al sur del Gran Buenos Aires, y en pocos minutos levanta la carga comprometida en Amic S.A., una PyME metalúrgica que produce abrazaderas para elásticos, bulones y espárragos entre otras partes y piezas.
De allí sigue viaje hacia Lomas de Zamora, donde en Menstruit y Pereira Lucena carga la producción de Testori SRL: básicamente productos de plástico soplado, desde depósitos de agua para lavaparabrisas hasta conductos para desempañadores y aire acondicionado. La operación se repite varias veces antes que el variado cargamento llega a la planta de Zárate.
«Por la vía del »milk round», Toyota busca bajar los costos de transporte en su cadena de valor. Cada proveedor dispone de media hora para cargar su producción y la empresa califica el cumplimiento de los tiempos de entrega», dice Mauricio Testori, socio de Testori SRL. Desde hace varias décadas, que por política corporativa la automotriz japonesa hace un culto de la cadena de valor, al punto que algunos investigadores han acuñado el término «toyotización» para referirse al proceso de conformación de redes de PyMEs en torno a una gran empresa.
En la actualidad se calcula que hay más de 1.000 pequeñas y medianas empresas involucradas en distintas formas de asociatividad. Algo más de la mitad funcionan bajo el paraguas de la Secretaría para la Pequeña y Mediana Empresa (Sepyme), a través de cadenas de valor -tanto de proveedores como de clientes- que en muchos casos están orientadas al comercio exterior.
Sectores como el textil-indumentaria, línea blanca, mueble y madera, aluminio, miel y cuero y calzado, son algunos de los involucrados en esa línea de acción.
Pero además y según un trabajo realizado por el Observatorio PyMIs (Pequeñas y medianas industrias), en el país hay una serie de «manchones territoriales – sectoriales de PyMIs», emparentados a los conceptos de »clusters» o distritos industriales, de importante gravitación en términos de empleo.
Para los expertos, la conformación de estas redes, ya sea por iniciativa de una gran empresa o por simple encadenamiento productivo entre PyMEs, pueden estimular la actualización tecnológica así como potenciar escalas y sinergias. Y constituye además una de las mejores fórmulas para garantizar la sobrevivencia y crecimiento de las PyMEs.
«Luego de la enorme mortalidad de los últimos años, muchas empresas resistieron la globalización buscando articularse regional y sectorialmente», afirma Vicente Donato, vicerrector de la Universidad de Bologna y director del Observatorio PyMIs, y aporta un dato revelador: «el 56% de la mano de obra ocupada por las PyMEs y microempresas se desempeña en firmas aglomeradas territorial y sectorialmente, en tanto el 44% restante se desempeña en empresas aisladas».
«Estar bajo el paraguas de una empresa como Dupont no sólo implica estar protegido, sino también la posibilidad de exportar, abrir nuevas puertas y contar con el apoyo y la experiencia de la empresa en esta materia», asegura Cristian Lombardo, presidente de Cater, que produce componentes electrónicos bobinados como transformadores y fuentes de alimentación.
Por su parte Claudio Belilos, gerente de Asuntos Externos de DuPont Argentina, cuenta que «a través del programa de apoyo a las exportaciones de clientes ofrecemos orientación, seguimiento y capacitación para que estas empresas vinculadas puedan generar negocios exitosos en el exterior, bajo el marco de la Sepyme». En los últimos tiempos, el agravamiento de la crisis y las dificultades que plantea la dependencia con productos importados están generando nuevas expectativas en torno a la figura de la cadena de valor.