Herederos de una educación vertical, la mayoría de los empresarios y gerentes aún prefieren encerrarse en un «bunker» propio, lejos de la flexibilidad y la comunicación exigidas hoy.
A nivel empresa es notable observar lo difícil que resulta adaptarse a los cambios y a flexibilizar las rígidas estructuras. Estamos finalizando un siglo en el que a medida que avanzamos en el tiempo se hace más necesario favorecer la capacidad de adaptación.
Debemos entender que no se puede continuar con una conducta autocrática y de puertas cerradas, actitud que pudo haber sido válida en décadas atrás, pero que actualmente no lo es.
Las generaciones de los años 50 (y un poco más atrás también) fueron educadas con un criterio rígido, con el «no porque no». Parecía que este método era el único seguro y posible, donde la comunicación con nuestros padres, maestros o gerentes era un quebranto, motivo por lo cual la información sobre los fundamentos de la vida, del estudio, o del trabajo, los aprendíamos con nuestros pares que por padecer la misma rigidez no aportaban grandes cosas, y ni se nos ocurría, golpear la puerta de los padres, del director de la escuela, del rector de la universidad o del director o gerente general de la empresa, aún sabiendo que ahí estaban las respuestas a nuestros interrogantes, porque así de estructurada era nuestra existencia.
No es la idea juzgar si esto fue bueno o malo simplemente siempre había sido así. De esta manera crecimos, y ahora tenemos hijos, somos profesores y/o gerentes y por nuestro rol debemos conducir grupos humanos. Y bien, hay una teoría psicológica que dice que siempre tendemos a repetir los que vivimos en nuestros años de formación. Según esto, sería natural que actuáramos en forma rígida, autocrática o hegemónica y en muchos casos sucede.
Como analista organizacional a veces me cuesta lograr la apertura mental necesaria para que ingresen nuevos criterios. Por lo antedicho es fácil darse cuenta del por qué de esta actitud cerrada, pero es absolutamente necesario que la conducta empresaria se torne permeable, por eso es bueno reflexionar sobre el tema. Esta falta de comunicación que hemos heredado se observa claramente dentro de las organizaciones y también las dificultades que esto origina.
Las diferentes áreas de una empresa, los integrantes de una familia o de una escuela son partes de un todo, son como piezas de una máquina, que si no trabajan conjunta y sincronizadamente no logran buenos resultados. Escrito así parece fácil y sencillo y muchos estarán de acuerdo, pero realmente desde nuestra posición no hacemos mucho por mejorar en este sentido. Entonces, si somos padres nos cuesta hablar abiertamente, si somos profesores nos sentimos más cómodos poniendo distancias y si somos ejecutivos nos acostumbramos a reunirnos con nuestros colaboradores. Esto nos hace sentir más seguro. Y es precisamente así como se van formando los bunkers y enquistando las relaciones.
En el orden empresario se generan distancias entre el departamento de cobranzas y el de ventas, entre el gerente comercial y el financiero y podríamos citar muchos ejemplos más. Como la situación por sí sola no se resuelve ni se mejora, el mecanismo es cerrarse.
Cada área va formando una isla con sus integrantes desconociendo el movimiento y desenvoltura del resto de las áreas. Cuando cada gerencia o área es un bunker la máquina corre el riesgo de detenerse. Llegando a este punto nos llaman a los consultores y comenzamos a trabajar, favoreciendo la comunicación, trazamos un mapa para mostrarles por donde transitaron para llegar a la situación actual.
Este es el momento de comenzar a tratar el tema de la flexibilización, del cambio, de la integración, la participación y apartarse de las viejas y rígidas estructuras autocráticas. En cuanto se los reúne y se escuchan, empiezan a ceder las tiranteces (comunicación) y todo tiende a mejorar en la superficie. Pero si no hay verdaderos cambios de actitud, con el tiempo se vuelve bunker. Estos cambios suelen ser lentos, aún más cuando está involucrada mucha gente.
Todo este comentario es de las puertas para adentro pero, ¿qué pasa de la puerta para afuera? Exactamente lo mismo, abrirse, escuchar, participar, trabajar juntamente con colegas o con empresas que se dediquen a iguales o similares actividades es ahora una posibilidad, aunque todavía a muchos les espanta la idea. Hace una semana llamé a un colega que se especializa en empresas de familia. Me comuniqué para invitarlo a un programa de radio, cuando le dije que mi actividad era muy similar a la de él, me dijo, sin saber el motivo de mi llamada «yo no hablo con colegas»… I.B.M y Apple que hasta ahora fueron aguerridos competidores, hoy se unieron para trabajar conjuntamente.
Tal vez este sea un buen momento para comenzar una etapa nueva de participación, de puertas abiertas y de fluida comunicación, tendiente a adaptarse a una conducta de corriente mundial porque finalmente hace unos años nadie pensaba que desaparecería el muro de Berlín o que en Rusia abrirían un McDonald.
En un sismo permanecerán de pie los edificios que se adapten a los movimientos, los rígidos caerán.
REFLEXIONES
Sobre empresas y Empresarios
– El servicio funciona cuando al empleado le importa el trabajo y esto debe lograrlo la empresa.
– Si no estamos dispuestos a equivocarnos, no hay posibilidades de éxito futuro.
– Lo importante es no creer que lo sabemos todo; esta posición es realmente peligrosa.
– Los problemas familiares dentro de la empresa se solucionan partiendo de la base de reforzar los afectos y apoyarse unos con otros, involucrarse en todas las áreas y reunirse para intercambiar opiniones.
– Sería bueno que el producto o el servicio en sí se estreche más con el cliente.
– Si bien es válido desarrollar nuevos productos o servicios, esto debe potenciarse donde haya un buen nivel de demanda en el mercado.
– Las empresas pequeñas y medianas hacen crecer la economía de un país.
– Una empresa comienza reconociendo que hay una necesidad, creando la manera de llenar esa necesidad.
– A todo el mundo le gusta moverse en ambientes agradables y cordiales. Las empresas que saben interpretar esto tienen más oportunidades.
– Las empresas en general tienen mala fama (por ejemplo, que se abusan de los clientes y de los empleados). Trabajar para modificar este concepto hará que nuestra empresa sea vista diferente.
– La gente que no corre riesgos piensa que los que sí los corren están desequilibrados.
– Solamente corriendo riesgos tenemos la posibilidad de llegar a un logro.
– Las empresas existen para llenar necesidades de los clientes y quienes interpreten que optimizar la atención es prioritario serán quienes perduren.
– En general, el recurso menos aprovechado es el humano.
– Cuando la empresa sabe que el personal debe ser participado, tiene más posibilidades de crecer.
– Todos tenemos 20 segundos para poner una idea en práctica, o perderla.
– Una idea comercial parece muy extraña cuando recién comienza.
– Para poner en marcha un negocio es necesario contar con valor, tenacidad y espíritu de aventura.
– Nadie se lanza a un negocio con el 100% asegurado.
– No es necesario ser un experto para desenvolverse en un negocio.
– Los negocios son como la música o el arte, siempre se está aprendiendo.
– El espíritu de indagación debe ser una característica del empresario.
– La incertidumbre es algo con lo que se convive cuando se está al frente de una empresa.
– La empresa es el reflejo de la personalidad de quien la dirige.
– Los empleados de una empresa son la empresa.
– La empresa debe ocuparse de que su personal vea a la compañía como a un todo en lugar de dividirla en pequeñas partes; para esto los directivos son los que deben partir de ese principio.
– Si los empresarios no delegan en sus colaboradores, traban el crecimiento de la compañía.
– Las empresas no tienen por qué ser frías y calculadoras, eso no garantiza nada.
– Si estamos orientados solamente a mejorar el capital, tengamos en cuenta que por lo general las ideas no acuden a donde está el capital.
– Existe un criterio general que dice que las pequeñas empresas ofrecen un mejor servicio al cliente; ésta es una ventaja que conviene afianzar.
– Quienes tengan dificultades para adaptarse a los cambios también las tendrán para mantenerse es pie.
– La claridad en los objetivos es la pieza fundamental para poder avanzar.
– A los directivos de una empresa se los evalúa por los resultados.
– Ser abiertos a los desafíos es de fundamental importancia para todo directivo.
– Nada más triste que magnificar los detalles sin importancia.
– En determinadas ocasiones es bueno que la realidad tome contacto con la esperanza.
– La fe en el propio éxito garantiza los resultados.
– Las fallas son parte del proceso de aprendizaje y jamás deberán detenernos.
– La coherencia garantiza buenos resultados.
– Un obstáculo nunca es insalvable
– Es importante estar dispuesto a tener paciencia.
– Se debe crecer según justifique la demanda.
– Se crece dando el paso adecuado, lentamente.
– Sentir la mayor parte del tiempo trabajamos en forma precaria, es normal.
– El reconocimiento es fundamental para mantener alta la moral del grupo.
– Un objetivo: mejorar la calidad de los productos y/o servicios, y superarse constantemente.
– Cada directivo tiene la empresa que se merece.
– La calidad de un producto o servicio jamás será mejor que la calidad de la gestión gerencial.
– La desconfianza hace dificultoso el éxito de la delegación.
– De la voluntad que pongamos en la tarea que realizamos, depende si ésta tendrá éxito o no.