A juicio del grupo de analistas Copenhague Institute, la política TI de la UE es proteccionista y favorece a los rivales de Microsoft. «Es como un árbitro que va cambiando las reglas para perjudicar al equipo que va ganando».
Según la entidad, las últimas intervenciones de la Comisión Europea constituyen un claro ejemplo de que la política de competencia de la UE básicamente apunta a proteger a los rivales de Microsoft, y que en grado mínimo tiene como objetivo beneficiar a los consumidores o fomentar el desarrollo de productos.
«Microsoft es víctima de una mala política de la UE. Esta política no aspira a establecer un marco que beneficie a los consumidores con buenos productos, sino a que los competidores de Microsoft puedan hacer negocios».
«Hay mucho mayor interés por proteger a empresas pequeñas, poco visionarias, que por proteger a los consumidores. La UE se concentra en que haya abundancia de oferta, pero no en que los productos tengan una cierta calidad», indica la entidad. Christen Anderson, director de Copenhague Institute, declaró a los medios de su país que «Es un malentendido total, ya que el hecho que haya una gran compañía presente, no significa que no pueda haber competencia».
Andersen considera que la argumentación de la UE, en el sentido que Microsoft podría establecer un monopolio con la integración de productos como Windows y Media Player, no tiene asidero en la realidad. Para recalcar tal punto de vista, recuerda que Media Player y Messenger actualmente enfrentan una fuerte competencia de parte de iTunes y Skype.
Christen Anderson comparó la política de la UE en el ámbito de la competencia con un partido de fútbol, en que el árbitro primero aplique las mismas reglas de juego para todos, pero que en el caso que un equipo hiciera un gol, optara por ir aplicando al equipo aventajado una serie de obstrucciones, como tarjetas rojas y amarillas, o cambios obligatorios de jugadores; sólo para dar al otro equipo la posibilidad de empatar.
«La Comisión Europea considera que una política de este tipo es justa, ya que el objetivo previsto de antemano no es hacer valer las propias reglas, sino obtener un resultado ya decidido», observa Anderson. «El problema es que los árbitros de la UE cambian las reglas mientras avanza el juego, de forma que algunos jugadores obtengan una protección proporcional a la ventaja que van adquiriendo otros jugadores», concluye Anderson en declaraciones a medios daneses.
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