Starbucks quizá sea una de las cafeterías más reconocidas y es que, su presencia en numerosos países del mundo y su potente diferenciación de marca hacen que no haya persona que no haya probado aún sus deliciosos frappuccinos o tartas.
Aunque la compañía de Seattle tiene enorme presencia y popularidad en EEUU, su expansión a lo largo de su historia la ha llevado a imponer sus toldos verdes y su peculiar logo en muchas de las más importantes calles de muchas ciudades europeas.
En España podemos encontrar sus cafeterías en ciudades como Madrid, Barcelona o Sevilla pero, resulta curioso que Italia, un país con tradición cafetera, todavía no sea una “ciudad del latte” que se añada a la lista.
Aunque esto está a punto de cambiar y es que, la compañía acaba de anunciar la apertura de su primer establecimiento en el país mediterráneo, concretamente en Milán en el año 2017, una elección meditada y que explica el CEO de Starbucks, Howard Schultz.
“La historia de Starbucks está directamente conectada con la manera de los italianos de crear y ejecutar el perfecto sorbo de espresso. Todo lo que hemos hecho hasta ahora se asienta en la base de todas esas maravillosas experiencias que muchos de nosotros hemos tenido en Italia y aspiramos a ser un digno representante de ese legado de 45 años”.
Y lo cierto es que, la operación es más que arriesgada sobre todo teniendo en cuenta la cultura de café que existe en Italia, con la que le será muy difícil competir. Por ello, la llegada de Starbucks a Italia se hará, en palabras de Schultz, “con un gran respeto por la gente y la cultura del café”.
Acercándose, mimetizándose y adaptándose al estilo de vida y gustos italianos, la compañía pretende convertirse en uno de los puntos de referencia de la ciudad de Milán.
Todo un reto para la compañía que está acostumbrada al riesgo pues, en Reino Unido, uno de los mercados con más engagement a la marca, tardó más de 17 años en obtener beneficios. Lo cierto es que Starbucks es mucho más que un establecimiento de venta de café y, aunque la calidad no pueda competir con el café italiano, siempre le quedará el frappuccino.