La inmediatez es la “gasolina” de los social media. Sin embargo, esa inmediatez no debe ser necesariamente sinónimo de sinrazón.
No por ser rápidos debemos dejar aparcada la cordura en las redes sociales, unas plataformas en las que los dislates dejan muchas veces una huella permanente en la audiencia.
Para evitar posibles meteduras de pata, te proponemos que siempre te hagas estas 12 preguntas:
1. ¿Es el mensaje educativo o entretenido?
Si queremos que nuestro mensaje genere “engagement” y se convierta en último término en viral, debemos asegurarnos de que haya en él ingredientes educativos y de entretenimiento.
2. ¿Es el tono el correcto?
En nuestros mensajes en los social media debemos buscar una tonalidad positiva, servicial y que mueva a la audiencia a la acción.
3. ¿Es demasiado largo?
En Twitter la longitud ideal de un mensaje es de entre 71 y 100 caracteres, en Facebook la longitud óptima de un post es de 40 caracteres, mientras que en Google+ los mensajes deben contener una media de 60 caracteres.
4. ¿Es adecuada la URL incluida en el mensaje?
Debemos asegurarnos no sólo de que la URL lleve al público adonde realmente queremos llevarlo sino también de que no “chirríe” con el contenido de nuestro mensaje.
5. ¿Debería dirigirme a un público específico con este mensaje?
A veces es recomendable que el mensaje que tenemos entre manos llegue únicamente a ojos de unos pocos usuarios.
6. ¿He utilizado los hashtags y las palabras adecuadas para garantizar el máximo alcance del mensaje?
A la hora de confeccionar un mensaje 2.0, debemos tener en mente a la audiencia y cerciorarnos de que estamos utilizando un lenguaje realmente apropiado e inteligible para esa audiencia.
7. ¿Cuántos veces he publicado ya un mensaje a lo largo de hoy?
No hay normas específicas, pero en Twitter la media de tuits al día suele estar entre los 3 y los 5 al día. En Facebook se suelen publicar 2 posts al día, en LinkedIn uno al día, en Google+ 3 al día, en Pinterest 5 al día y en Instagram entre 1 y 2 al día. Obviamente todo estos números son orientativos. Debemos ser nosotros mismos los que determinemos nuestra frecuencia óptima de publicación en la Web Social.
8. ¿He comprobado posibles errores ortográficos y gramaticales?
Nadie está libre de este tipo de errores, así que revise siempre sus mensajes.
9. ¿Puede llegar este mensaje a ojos de todos?
Esta pregunta cobra particular relevancia para aquellos que publican desde varios perfiles 2.0 simultáneamente.
10. ¿Está bien pensado el mensaje o está marcado por una fuerte reacción emocional?
Las redes sociales están plagadas de trols que quieren hacernos morder el anzuelo y provocar respuestas viscerales por nuestra parte en los social media.
11. ¿He incluido material audiovisual en el mensaje?
En una era marcada por los elementos visuales, las imágenes, lo vídeos y los gráficos tienen una importancia capital en el social media marketing.
12. ¿Estoy sacando de verdad el máximo partido al mensaje?
A veces merece la pena echar mano de fórmulas previamente empleadas y de probada eficacia para dar, si es necesario, una vuelta de tuerca al mensaje.
Vía: M. directo.