El cofundador de la red social para profesionales, Reid Hoffman, cree que para triunfar es necesario mucho más que un producto superior, es un firme creyente en las comunidades sociales; además, cree que gracias a las nuevas tecnologías, podemos crear nuevos tipo de comunidades.
LinkedIn no es el primer proyecto de comunidad en la red en la que se embarca Hoffman. En su época de empleado en Apple formaba parte del proyecto eWorld; tras esto fundó SocialNet, una red con la que se pretendía que los usuarios encontrasen pareja, y después de varios desacuerdos entró a formar parte del equipo de Paypal. Con el dinero ganado en esta última, cofundó LinkedIn.
Gracias a su experiencia en varias startups y como emprendedor que es, Reid Hoffman puede permitirse dar consejos y advertencias a startups, y así lo hace en un libro publicado recientemente, escrito junto con Ben Casnocha, y cuyos consejos, según publica KissMetric están destinados a los nuevos emprendedores a punto de embarcarse en una nueva aventura empresarial.
Aquí les dejamos algunos de ellos, aunque si lo que quieres saber más sobre emprender, siempre es mejor que tengan un ejemplar del libro.
Ganar requiere mucho más que tener un buen producto
No basta con decir “Mi producto es el mejor, así que es lo que querrán los consumidores” porque por norma general esto no es así. Los consumidores y usuarios adquirirán finalmente el producto que sea más accesible, que tenga una mejor distribución, un mejor SEO… De nada sirve que el tuyo sea el mejor si la gente no puede encontrarlo.
Así que si quieres ganar, debes tener por lo menos una gran distribución, un producto realmente grande (por lo menos 10 veces mejor) o uno que destaque claramente y algo nuevo que irrumpa en la industria o cree un nuevo nicho.
Si no te avergüenzas de tu primer producto, es que lo lanzaste muy tarde
Hoffman aconseja a los empresarios no tener una fe demasiado ciega en sus hipótesis. Un emprendedor no puede esperar demasiado para lanzar el producto ya que el lanzamiento temprano trae el beneficio de ver cómo los clientes usan e interactúan con el producto y también de ver qué oportunidades hay de mejorarlo.
Un equipo necesita un ciclo de aprendizaje rápido
Es necesario tener un equipo rápido y dinámico, que aprenda deprisa y también que se desarrolle con rapidez, ya que es muy útil contar con personas con alta capacidad de aprendizaje pero también una base técnica. Otra cosa que hay que buscar es la creatividad.
Hay que tomar “riesgos inteligentes”
Los empresarios deben tomar decisiones que supongan un “riesgo inteligente”, esto es, riesgos cuyo lado negativo es manejable y tengan también un lado positivo. Según Hoffman, cuando un empresario deja de arriesgarse es cuando empieza a morir.
Hay que tener un Plan Z
Los empresarios necesitan contar con un plan A, B, C… y Z si hace falta. El plan A es el inicial, el B supone reajustar los parámetros si el A no funciona, y el Z es el último recurso si la empresa no funciona.
Antes de iniciar cualquier proyecto hay que tener planeado qué hacer en caso de emergencia, cuál es el plan en el caso de que todo falle para poder salir adelante.
Tener un gran objetivo
Empezar una empresa es un gran reto y riesgo, así que, ¿por qué no aspirar a grandes objetivos? Piensa en grande pero sé inteligente. Si vas a poner todo el trabajo y el tiempo necesario para conseguir arracar una empresa, ¿por qué no aspirar al mayor objetivo posible?
Los empresarios tienen ser flexibles
Los emprendedores tienen que tener posiciones flexibles, a veces les tocará estar en contra y otras a favor, pero tienen que aprender a adaptarse. Hoffman aconseja a los empresarios mantener su visión, pero también escuchar a los clientes, inversores y al mercado.
Elaborar un buen Consejo
La labor del consejo es la de asesorar al empresario; por eso es fundamental elegir a personas que compartan la visión de la empresa y que tengan también un conjunto de habilidades que puedan ayudar al buen funcionamiento de la misma.
Hoffman dice que los miembros del consejo deben ayudar tanto como sea posible. Esto incluye ayuda para resolver problemas haciendo preguntas, asesorando sobre ciertos temas y cosas a tener en cuenta.
Plan de buena suerte y plan de mala suerte
Además de los planes de la A a la Z, hay que hacer planes en función de la mala o buena suerte y adaptarse sobre la marcha. Un ejemplo que Hoffman da es el del caso de Instagram: empezó como una simple aplicación, pero se dieron cuenta de que la gente lo usaba para compartir imágenes, así que rápidamente cambio y pasó a ser una red social.
Las normas se pueden romper
Ya que no están grabadas en piedra, Hoffman asegura que las normas de la iniciativa empresarial son guías que pueden y en muchos casos deben de ser modificadas, a medida que avanza y crece el proyecto.
Via: Lori Soares.