Según el organismo multilateral de crédito esa suma, que supera en 100.000 millones de euros un dictamen de hace algunas semanas publicado por Financial Times, incluye los mayores costos de liquidez y el descenso del valor en los balances de las entidades.
El FMI señaló en su Informe de Estabilidad Financiera Mundial que el deterioro de los activos derivados por la crisis de deuda asciende a 300.000 millones de euros, 100.000 millones más que los que apuntaba hace unas semanas.
Desde hace ya algún tiempo el agujero de la banca europea están en boca de muchos y las especulaciones sobre esta cifra se han convertido en un debate constante. Este miércoles, el Fondo Monetario Internacional borró de un plumazo los rumores dando a luz una cifra oficial.
El deterioro de los activos derivados de la banca europea, según su Informe de Estabilidad Financiera Mundial de septiembre de 2011 (Global Financial Stability Report), es de 300.000 millones de euros, en los que se incluyen los mayores costos de liquidez y el descenso del valor de su balance.
El informe explica que «el epicentro de los riesgos soberanos fue Grecia, que generó la primera de las cuatro olas de contagio a los bancos europeos. De esta manera, en primer lugar, la exposición de los bancos europeos a la deuda griega es de casi 60.000 millones de euros. En segundo lugar, los riesgos soberanos se trasladaron a otros gobiernos, por lo que los efectos sobre los bancos aumentaron. Si se incluyen las tensiones en la deuda de Irlanda y Portugal derivadas del efecto contagio, la exposición total es de 80.000 millones».
«En tercer lugar, Bélgica, Italia y España estuvieron también bajo presión, por lo que si añadimos los riesgos de crédito de estos gobiernos el total estimado sería de 200.000 millones».
«En cuarto lugar, la factura ascendería a 300.000 millones si se añade la extensión al resto del sector bancario de la zona euro», añade el parte del FMI.
Hace unas semanas, Financial Times apuntó que la depreciación era de 200.000 millones. Unos días después, el 10 de septiembre, la actual directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, desmentía esta cantidad al señalar que se trataba de «una cifra provisional».
En esta misma línea, el FMI advierte que el hecho de que en algunas economías los bancos ya hayan perdido acceso a los mercados de financiación privada eleva el riesgo de un desapalancamiento más pronunciado, de una contracción del crédito y de nuevos obstáculos a la actividad económica, «a menos que se tomen medidas adecuadas para abordar las fuentes del riesgo soberano y para subsanar las consecuencias potenciales para el sistema financiero».
El Fondo destaca que acontecimientos como las nuevas turbulencias en los mercados procedentes de la periferia de la zona del euro, la rebaja de la calificación crediticia de Estado Unidos por parte de Standard & Poor’s y las señales de una desaceleración económica han sacudido recientemente al sistema financiero mundial.
En concreto, advierte de que en la zona euro las presiones soberanas amenazan con «reactivar un círculo vicioso entre el sistema bancario y la economía real». Asimismo, añade que la crisis de deuda soberana podría extenderse a los bancos emergentes y que la estrategia a seguir debería pasar por evitar el contagio.