«Trátame como un empleado de tercera y me comportaré como un empleado de tercera, trátame como un empleado de primera y me comportaré como un empleado de primera o por lo menos daré lo mejor de mí en forma honesta» En la otra orilla del camino encontramos a los que piensan: «la letra con sangre entra»
Ambas reflexiones han de servir para replantear la forma en la cual sé interactua con los colaboradores – que no subalternos. Nos remite al efecto pigmalion o ley del espejo que reza: «los seres se comportan de la forma en la cual tu esperas que ellos se comporten, o, todo ser humano responde a las expectativas que tu tengas de él»
En la universidad de Harvard se llevó a cabo el experimento que comprueba nuestro enunciado: los experimentadores aplicaron test para medir el coeficiente intelectual de un grupo de muchachos. Haciendo caso omiso de los resultados escogieron en forma aleatoria, léase caprichosa, un grupo que fue considerado como el de mayor coeficiente intelectual. Los docentes de éstos muchachos, quienes no tenían conocimiento de la mecánica de selección, escogencia caprichosa, al ser informados de las calificaciones finales, mostraron gran desconcierto, no obstante empezaron a tratarlos como tal, respetando esa manifiesta condición revelada en los estudios. Los «nuevos genios», respondían a las expectativas de sus desconcertados maestros, demostrando efectivamente un coeficiente superior al que hasta antes del experimento habían demostrado.
El principio pigmalion o la ley del espejo invita a centrarnos en las cosas positivas del otro, a destacarlas, exaltarlas, sacar a flote las que están escondidas, para darles la mayor importancia. ¿Qué hacer con las fallas, los yerros, los desaciertos? También habrán de tenerse en cuenta, pero con una óptica nueva, actual, con la postura abierta del hombre de hoy que sabe que la exploración del conocimiento encierra riesgos, con la apertura para decir al que metió los escarpines: «sé que será la ultima vez» «sé que no volverá a ocurrir» «te falta tan solo un 10% para lograr la meta» «no es tan esquivo ese 20% que te falta para lograr el 100%» «¿qué aprendiste de esta experiencia?»
Así, de esta manera simple, alejando el ojo de las debilidades del otro y concentrando nuestra atención en sus fortalezas y potencial es que logramos que los colaboradores den lo mejor de sí, se involucren en los procesos y jalonen el desarrollo de la organización. De esta forma se contribuirá a mejorar el clima social de la organización. Se sacara de circulación una variable de alto estrés y tensión para los colaboradores, cuando saben que serán puestos en la picota publica por un error cometido. Se dispondrá al equipo para interactuar de manera cálida y relajada frente a sus clientes tanto internos como externos. Camaradería y colegaje serán vivencia diaria y no conceptos arrumados. En forma gradual verá esto reflejado en su balances tanto social como comercial, ¿qué más puede pedir?