Nuestras acciones constituye lo único que nos permite concretar nuestras aspliraciones, deseos y sueños. Especialmente si las mismas se realizan apropiada y efectivamente.
En los negocios, el éxito se alcanza cuando lo realizado obtiene el efecto más importante: la satisfacción que perciben nuestros clientes actuales y potenciales.
Philip Kotler expresó que «venderle a un cliente existente resulta cinco veces más rentable que hacerlo con uno nuevo». Pero para aprovechar esta oportunidad es necesario tomar decisiones estratégicas que nos permitan lograrlo exitosamente.
Pero, ¿cuán preciso es nuestro conocimiento de nuestros clientes en el día de hoy? ¿cuáles son sus preferencias y requerimientos respecto a lo que ofrecemos? ¿están conformes con lo que nos han comprado y le hemos proveído? ¿qué es lo que provocaría que reiteren sus compras con nuestra empresa? en De la respuesta La decisión que se tome para ellos, dependerá
Al estar concientes que toda acción involucra nuestro nombre, nuestras marcas, los productos y servicios así como todo lo que hemos ido invirtiendo en nuestro proyecto de negocio, cuando llega el momento de tomar decisiones clave ¿por dónde corresponde empezar sin correr riesgos?
La experiencia nos enseña a través del camino más empinado, el de la prueba y error. Pero cuando el error representa correr riesgos innecesarios y a costa de hasta realizar sacrificios de gran valor, nos invita a reflexionar aún más sobre los etilos de efectuar con mayor acierto la toma de decisiones.
Los bloqueos que inmovilizan
Cuando no existe una respuesta que nos libere de toda incertidumbre nos encontramos ante una clara señal de falta de información objetiva, precisa y oportuna.
Esta carencia generalmente provoca un bloqueo de la acción para muchas de las decisiones clave.
La consecuencia que esto suele provocar en muchos casos empresariales se asocia a síntomas que probablemente conozcamos, tales como caer en interminables discusiones y cuestionamientos que suelen concluir en postergaciones y hasta en el archivo de muy valiosas iniciativas para la actividad.
Mientras esto ocurre, las acciones positivas que se produzcan por parte de los competidores en el mercado sólo logrará ampliar la diferencia que orienta a las mejores oportunidades exclusivamente hacia ellos.
Por dónde empezar
Muchos negocios exitosos comenzaron desde una idea. La misma pudo convertirse en acciones que proveían satisfacción a una necesidad o resolución de un problema a los potenciales clientes a través de un producto o servicio.
Luego de su lanzamiento o puesta en marcha de la actividad, la única manera de obtener la información objetiva de quienes son los destinatarios de toda inversión o esfuerzo, es determinante hasta el grado de llegar a ser fundamental para su evolución.
Lo más interesante es que dicha información se obtiene simplemente «preguntando».
Dale Carnegie, prestigioso autor y pionero de las relaciones públicas, expresó «que a la gente le agrada que le pregunten y se preocupen por ellos».
Precísamente, al preguntar sobre cómo se siente y también respecto a cómo le estamos proveyendo satisfacción, obtendríamos así valiosa información y también le estaríamos demostrando nuestro interés y sincera preocupación por el grado de deleite que brindamos.
Esto puede lograrse a través de diferentes medios, tales como : personalmente, telefónicamente, por fax, por correo, por e-mail y hasta a través de un formulario por Internet.
Quizá por razones del número de entrevistados a consultar, o bien por razones de tiempo sin que afecte la objetividad de la información a obtenerse, el último medio descripto comienza a ganar mayor cantidad de adeptos.
Cuando el medio a utilizar se basa en una plataforma «on line» que cubre todos los aspectos necesarios, desde la formulación del cuestionario pasando por un procesamiento inmediato hasta la visualización de los datos obtenidos, facilita enormemente el hecho de acceder a la información clave para tomar toda decisión al respecto, minimizando sensiblemente los riesgos que se corre en caso de tomarla sin ella. (ver http://www.hellerconsulting.com/investigacion_mercados.htm)
El siguiente paso corresponde al análisis e interpretación de las respuestas obtenidas.
Si se ha configurado un formulario de preguntas con claridad, lógica y objetividad respecto a la información que se desea obtener, las respuestas obtenidas aportarán la información más valiosa que se requería y que motivó su realización.
A pesar de existir algunas referencias de aplicación (ver http://www.hellerconsulting.com/plantillas_encuestas.htm) lo más recomendable resulta cuando interviene un profesional del área correspondiente. De esta forma no sólo se pueden desarrollar las preguntas más apropiadas para cada requerimiento, sino que a su vez facilitará la correcta interpretación e implicancias de las respuestas obtenidas.
Cualquiera sea el método que emplee, lo importante serán las preguntas que les formule y que le provean la valiosa información que necesita para mimizar todo riesgo en la acción que emprenda en pro y para beneficio de ellos.
Interpretando objetivamente las respuestas obtenidas, podrá medirse qué es lo que más los motiva acorde a las preferencias del grupo encuestado.
Sólo de esta manera podrá emprender las acciones que deben realizarse con el mínimo de riesgo.
Y todo estado exitoso no es consecuencia de la casualidad sino de la causalidad. Es la consecuencia natural y lógica que proviene de una sucesión de acciones acertadas.