Escuche, deje de vender y sea honesto.
Los anunciantes han llegado a un punto en el que, bombardean de tal forma a los consumidores con ingentes cantidades de productos que, la publicidad, se ha convertido en una especie de “vertedero” en el que sólo la última oferta o promoción lanzada consigue hacer ruido sobre el resto a la espera de que llegue la siguiente.
De hecho, se espera que los anunciantes gasten a nivel global este 2015, 592.400 millones de dólares en publicidad lo que se traduce en un incremento del 6% respecto a la cifra reportada el año anterior. Un dato que, si le parece abrumador, espere a ver de qué forma le afecta. Se estima que el consumidor medio está expuesto a un máximo de 5.000 anuncios diarios y eso sólo según las cifras del presente año.
Todo un desafío para las marcas especialmente si tenemos en cuenta que los datos van en aumento. ¿A cuántos anuncios podremos estar expuestos en 2020? Ahora es mucho más complicado para los anunciantes el conseguir llegar a unos consumidores saturados por la publicidad. Es por esto que uno de los principales cambios que tienen que implantar en sus estrategias es el de ser más cercanas y humanizarse. Sí no están consiguiendo vender, entonces deberían centrarse en comunicar ideas o sentimientos sobre sus productos para alcanzar a este nuevo consumidor.
Un no tan nuevo escenario en el que no nos cansamos de repetir que lo que importan son las personas. Muchos anunciantes se encuentran perdidos ante este panorama que supone un cambio en sus estrategias y estructuras tradicionales. Para ayudarle en esta tarea, a continuación le ofrecemos una serie de consejos para que sepa cómo enfrentar esta nueva realidad:
1. Deje de vender: La marca que hay detrás del producto es mucho más importante para un consumidor que cada vez apuesta más por los valores que estas intentan transmitir. Un claro ejemplo es la campaña Like a Girl desarrollada por Always en la que cuestiona los clichés y prejuicios que se tienen sobre las mujeres en la sociedad.
2. Primero escuche y luego empatice: La publicidad se basa en contar historias. Este no será un proceso eficiente si antes no entiende al público al que se está dirigiendo y comparte sus sentimientos. El tono y lenguaje con el que se presenta a los mismos debe dar a entender que les comprende.
3. No olvide la honestidad: No importa si su mensaje es positivo o negativo: las marcas deben confiar en que su audiencia es inteligente. No intente tratar a la misma como si fuese un niño. Debe enfrentarse y dirigirse a su público con la honestidad como bandera. Esto le permitirá crear contenidos más relevantes generando conversaciones y transmitir los principios y valores.
Vía: M.Directo.