El 93% de las empresas argentinas son PyMEs y más allá de la alta tasa de generación de nuevos emprendimientos lo que resulta sorprendente es que el 95% de las mismas desaparecen a lo largo de entre los 5 y 10 años de haberse iniciado.
En los artículos “¿Por qué mueren las PyMEs? I y II” hemos mencionado muchos de los motivos por las cuales este tipo de empresas suele encontrar su fin, pero ¿cuáles son los síntomas que permiten ver que se está ante una crisis que podría ser terminal?
Entre otros, considere estos 12 aspectos.
1. No se delega. Independientemente del tamaño de la organización es usual que el titular trabaje como un empleado más, e incluso su labor se extienda por 6 u 8 horas más que cualquiera de estos.
No está mal el esfuerzo en sí mismo, no obstante, la pregunta que cabe hacerse es ¿si el empresario trabaja como un empleado quién es el que trabaja como empresario?
Es bueno estar en el llano para estar en contacto con la realidad del negocio pero cuando esta tarea concentra la mayoría del tiempo disponible implica que no queda tiempo para mirar el negocio desde arriba, evaluar estrategias, perfilar nuevas alternativas de negocios, etc.
En esto es justo reconocer que usualmente el empresario PyME usualmente no tiene a quién delegar, pero también hay que admitir que tampoco se lo busca como se debiere.
2. La mayoría del tiempo es utilizado para evaluar cuestiones de corto plazo. Dado nuestra condición de hijos/nietos de inmigrantes y por la falta de capacitación es muy típico el que se trabaje, trabaje, y trabaje sin cesar atendiendo cuestiones inmediatas o de corto plazo.
Se trabaja sin un objetivo por encima del poder ganar más a fin de mes o en el mejor de los casos, encarar mejor la temporada venidera. No se piensa en objetivos de largo plazo y la máxima aspiración es estar mejor fundamentalmente a nivel personal.
3. No hay planificación. Como consecuencia del punto anterior no se invierte tiempo en planificar e incluso esta situación en el extremo se visualiza en la no tenencia de presupuestos financieros y balances de gestión.
4. No hay índices de control. Muchas empresas no tienen registros contables (formales o no) suficientemente buenos y ajustados a la realidad. Esto y la falta de conocimientos confluyen en la ausencia de índices de control de gestión mínimos siendo solamente la disponibilidad de fondos, la cantidad de empleados, el stock o la apertura de un local elementos o variables tangibles de si se está creciendo o no.
5. Personal de bajo nivel. Es muy común escuchar las quejas del empresario en cuanto al bajo nivel de prestación de su personal y esta queja también resulta común escucharla mientras se mantenga vigente la actividad.
Cuando las situaciones se mantienen constantes en el tiempo cabe el preguntarse si en realidad no es el proceso de selección o el elector el que está llevando a cabo mal su tarea. Un error lo comete cualquiera; dos también…pero cuando resulta una constante ya no puede hablarse de error sino de causas y efectos.
6. No hay una verdadera división del trabajo. Esto se produce porque no se definen las funciones y tareas con claridad, por ende, la gente aplica sus esfuerzos sin un cabal conocimiento de sus obligaciones y de cómo juegan éstas en relación con las otras actividades que son realizadas por sus pares y para con el resultado final (producto/servicio) esperado.
Consecuentemente, si no se sabe con exactitud dicho impacto mal puede tomarse decisiones, lo que indefectiblemente lleva a una relativa parálisis decisoria haciendo lento el proceso y reduciendo las capacidades de respuesta y corrección por debajo del nivel de la dirección.
7. La voluntad, llave de toda solución. Por falta de otro recurso se asume que la solución de todos los problemas pasa por un mayor esfuerzo y dedicación a la tarea. En ese contexto la voluntad pasa a ser clave dado que resulta el motor que hace que la gente se mueva y trabaje más.
Este modelo obvia el análisis y la intervención inteligente, se corre, corre y corre atendiendo una infinidad de temas e incluso neteando el logro de unos con lo alcanzado por otros.
Se cree que el trabajar mucho y fuerte es mejor que el trabajar bien.
8. Lo urgente y lo financiero es ley. En pos de la supervivencia del negocio el titular vive atendiendo las urgencias y las demandas financieras (cubriendo el saldo del banco) dejando de lado la definición de objetivos, el control de gestión, la planificación, acciones de marketing e incluso el trato con el cliente.
9. La evasión fiscal es la renta. Muchos emprendimientos basan en la evasión de los impuestos y cargas sociales el (supuesto) superávit o renta. Ya sea por cuestiones culturales, de competencia desleal o propias de la actividad; ante el poco margen que genera el negocio, la evasión pasa a ser la variable de ajuste que permite alcanzar los niveles mínimos necesarios para garantizar el negocio y el ingreso personal.
10. Los gerentes o responsables de área son señores feudales. Como consecuencia de la no definición de tareas y funciones, los gerentes o responsables de área son dueños del saber en cuanto a su rol y las acciones que el mismo conlleva. La falta de él ya sea por su decisión o por la desvinculación desde la misma firma, produce terror, parálisis, ansiedad y angustia en el empresario.
11. Mala gestión en recursos humanos. La confianza que se presenta por el contacto cotidiano y la falta de una política al respecto relaja la relación laboral minando la autoridad, generando confusión en cuanto a las obligaciones y prestaciones mutuas e induce a compromisos compensatorios (por el bajo salario) que condicionan el crecimiento.
12. Falta de asesoramiento. A duras penas estas empresas son asistidas profesionalmente por un contador y sólo cuando éste es requerido. La ausencia de profesionales en marketing resulta tan notoria como la baja y/o pobre actividad en dicha área.
Resulta entendible que el responsable del emprendimiento no sepa de la especialidad pero también es palpable que aún así la mayoría sabe que las acciones adecuadas en la disciplina generan fondos por encima de lo que pudieran ser los honorarios, por ende, resulta incomprensible que sabiendo esto último la PyME no tenga el acompañamiento especializado que le permita crecer.
La sintomatología por la cual se hace evidente que la pequeña empresa transita un camino de riesgo y de potencial fracaso es variada. Aquí expongo sólo 12 síntomas para que los contemple y haga su propio autochequeo. Quizás tomando pequeños ajustes aleje la sombra que puede estar cerniéndose sobre su empresa.
Piénselo y si tiene dudas sobre este u cualquier otro tema no deje de consultarme a dcasais@dhcconsultores.com y le responderé a la brevedad.